Galería de caricaturas de Carlos Naranjo

Estas son algunas de las caricaturas que me han dibujado durante la vida. Como caricaturista amateur, siempre las disfruto mucho y las comparto sin reparos. Agradezco a todos los que me han hecho pertenecer a este mundo de la ilustración y el color, en especial a quien me abrió las puertas de esta mágica dimensión: mi madre.

Artículo sobre la doble moral animalista, entre los más compartidos

 

Al día de hoy, mi artículo Las contradicciones morales de algunos animalistas, ha sido compartido 1.641 veces en Facebook, convirtiéndolo en una de las publicaciones de la categoría animalista, más compartidas en Colombia durante esta temporada. Un artículo polémico que busca abrir la discusión argumentada sobre la doble moral con la que actuamos en ocasiones lo que queremos a los animales. Gracias a todos los que han contribuido con este logro, incluso lo que me han insultado al sentirse tocados, pues esto ha hecho que más lectores se interesen en el tema.

Paco, el abuelo de la manada

Anochecía y yo salía de la finca en Sajonia a ver una película de cine en Rionegro. Lo vi caminando a un lado de la vía, de modo que detuve el auto y me bajé para llamarlo. Gloria, la dueña de la finca, me contó que había perdido su labrador hacía un año. Traté de acercarme pero no se inmutó y siguió su camino hacia el claro del bosque cerca de la casa.

Pregunté al día siguiente si se trataba del perro de doña Gloria pero me dijeron que este era un labrador «colimocho» que se la pasaba nadando en el riachuelo, cerca de la finca, y que venía a dormir en las noches en medio de los pinos. No se trataba del mismo entonces. Oso, tiempo después me enteraría que era su nombre habitual, comenzó a quedarse en las mañanas en la finca mientras le servía la comida a Lola, sus cachorros y Manolo.

Tenía diez perros y con Oso serían once, de modo que trataba de ahuyentarlo, pero ante el menor descuido, estaba nuevamente comiéndose el cuido de mis perros. Debo reconocer, con pena, que ensayé persiguiéndolo con palos y piedras (con afortunada mala puntería casi siempre) pero el perro se quedaba cada vez más tiempo en la mañana y regresaba cada vez más temprano antes de finalizar el día. Como yo dejaba abierta la puerta de la casa para que mis perros entraran y salieran, Oso comenzó a hacer lo mismo.

Dejó de dormir en el bosque y comenzó a hacerlo en la entrada de la puerta. Un día en la mañana, estaba yo sirviendo el desayuno de Julia, mi exesposa, Lola, Manolo y yo (ya los hijos de Lola habían sido dados en adopción), mientras Oso, es decir Paco, aguardaba alerta bajo el marco de la puerta por si me veía venir. Puse dos platos en la mesa y tres en el piso. Julia no tardó en notarlo y se rió. Paco entró sigiloso, comió rápidamente y se fue. Esa sería la última vez que se iría.

Paco se quedó a vivir con nosotros. Lo bauticé así pues me parecía que hacía juego con los otros dos nombres de origen ibérico de nuestros perros. Tenía una infección en los oídos terrible que se olía a dos metros de distancia y que se alimentaba con sus jornadas diarias de natación. Le pregunté a Alejandra, la veterinaria que estaba atendiendo a Lola, qué podía darle y me recomendó que tomara una pluma para echarle un poco de Veterina en los oídos.

Días después, el globo ocular izquierdo de Paco se puso totalmente rojo, y cuando regresó a su color blanco habitual, había perdido la visión de ese lado. No sé, o no quiero saber, si fue la infección, un golpe o el tratamiento con Veterina lo que produjo este desafortunado resultado. Seguramente fue lo último. La otitis desapareció pero mi querido perro nunca más volvió a ver por ese ojo. Ahora cuidamos la evolución de la catarata del ojo derecho con la ayuda del doctor Graciano en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Antioquia.

La pasión de Paco por el agua no tiene comparación. Puede quedarse nadando todo el día. De hecho, en un reciente festival canino en el parque ecológico Los Salados, una lancha de rescate fue por Paco al creer que se estaba ahogando. Llegaron con aire triunfante a la orilla a entregármelo, solo para darse cuenta de que cinco minutos después estaba nadando feliz, exactamente en el mismo punto donde lo habían rescatado.

Pero lo que más me gusta de Paco es su perronalidad, es realmente el abuelo de la manada. Tierno, tranquilo y firme. Manso pero no menso. Desde que tenga su pelota en la boca, todo está bien. «Pace and love» diría si fuera humano. Si algún perro lo molesta, primero le gruñe varias veces antes de simular un ataque por medio de un ladrido. Al principio peleaba con otros machos con bastante frecuencia, seguramente fruto de la vida que tuvo como perro guardián de un depósito de máquinas, pero hoy es escaso ese comportamiento.

Ahora tiene cerca de once años y es el polo a tierra de la manada. Con su caminar desenfadado y su media cola moviéndose todo el tiempo, pone de buen genio a todo el que lo ve. Saluda pero no suelta la pelota. Es su amuleto de la buena suerte. Tengo mucho que agradecerle a Paco pues, entre todos mis perros, es el más calmado y el que más me ha facilitado las cosas para trajinar con la manada. Si el cielo de los perros existe, con seguridad que Paco tiene su piscina reservada allí.

Caminando con Lola por #MedellinAPie

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El pasado sábado 31 de enero estuvimos Lola y yo caminando por la carrera 70 en Medellín, acompañando a Federico Gutiérrez. Exconcejal y ahora candidato a la Alcaldía de Medellín. Esta es la imagen y comentario que publicó el jóven político en su cuenta de Instagram.