C3, también conocido como el Colegio de Ciencias del Comportamiento, es una institución educativa y de investigación dedicada al estudio interdisciplinario del comportamiento humano. Lo fundamos con el objetivo de formar profesionales y generar conocimientos que contribuyan al entendimiento y mejoramiento de la conducta humana en sus múltiples dimensiones, y por ello trabajamos para que C3 se posicione como una referencia en su campo.
Enfoque Multidisciplinario
El comportamiento humano es un fenómeno complejo influenciado por factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Por ello, en C3 adoptamos un enfoque integral y multidisciplinario en su enseñanza e investigación, combinando áreas como la psicología, la neurociencia, la sociología, la antropología y la educación. Esta visión amplia permite abordar problemáticas desde diversas perspectivas, promoviendo una comprensión más profunda y holística de la conducta humana.
Programas Académicos
En C3 ofrecemos una variedad de cursos en línea orientados a la formación de profesionales altamente capacitados en el estudio del comportamiento. Los programas abarcan desde psicología clínica y organizacional, hasta investigación en neurociencias cognitivas, desarrollo humano y educación. Con un enfoque tanto teórico como práctico, los estudiantes de C3 – Colegio de Ciencias del Comportamiento, tienen la oportunidad de adquirir conocimientos avanzados y aplicarlos en contextos reales.
Entre los programas más destacados se encuentran:
Psicología y Comportamiento Animal: Capacita a los estudiantes para evaluar y tratar problemas de comportamiento y contexto en animales domésticos.
Comportamiento del Consumidor: Explora la relación entre el la psicología y los fenómenos de consumo y mercadeo.
Finanzas Personales: Se centra en el comportamiento humano en los entornos de decisión diaria de consumo, ahorro e inversión
Investigación de Vanguardia
Uno de los pilares de C3 es la investigación científica. En la institución dedicamos buena parte de nuestro tiempo a la producción de estudios que contribuyan al desarrollo del conocimiento en las ciencias del comportamiento. Nuestros centros de investigación colaboran con universidades e institutos locales y nacionales, llevando a cabo investigaciones que exploran temas como el desarrollo infantil, la cognición, la etología, el comportamiento social y los trastornos mentales.
Además, en C3 promovemos la investigación aplicada, lo que significa que los avances no solo tienen relevancia académica, sino que también impactan directamente en la creación de políticas públicas, la mejora de las prácticas educativas y el bienestar social.
Innovación y Tecnología
En C3 – Colegio de Ciencias del Comportamiento también nos destacamos por el uso de tecnologías avanzadas en la enseñanza y la investigación. Desde las simulaciones de realidad virtual para el estudio del comportamiento social, hasta la aplicación de técnicas de neuroimagen para explorar el funcionamiento cerebral, en C3 está a la vanguardia en la integración de la tecnología en las ciencias del comportamiento.
Impacto Social
Uno de los aspectos más importantes de C3 es su compromiso con el impacto social. La institución trabaja de manera cercana con comunidades, organizaciones y gobiernos para aplicar sus conocimientos en la resolución de problemas sociales críticos. Esto incluye desde la implementación de programas para la promoción de la salud mental y el bienestar, hasta el desarrollo de estrategias para mejorar la convivencia en entornos educativos y laborales.
El Colegio de Ciencias del Comportamiento (C3) es mucho más que una institución académica. Es un centro de innovación y excelencia en el estudio del comportamiento humano, en el que combinamos la enseñanza de calidad con la investigación de vanguardia y el compromiso social. A través de nuestro enfoque multidisciplinario, en C3 formamos profesionales altamente capacitados y generamos conocimientos que tienen un impacto tangible en la sociedad.
Si estás interesado en comprender mejor la conducta humana y contribuir al bienestar de las personas, en C3 ofrecemos una plataforma única para el aprendizaje online y la investigación en este fascinante campo. Visita nuestro sitio web www.C3-edu.com
Como terapeuta, he sido testigo de los profundos cambios que puede generar el acompañamiento psicológico en la vida de las personas. Sin embargo, con el auge de la tecnología, he tenido la oportunidad de llevar este trabajo a un nuevo nivel a través de la terapia psicológica online que presto desde PsicoSapiens.
Para muchos, esta modalidad aún despierta dudas: ¿es realmente efectiva?, ¿es posible establecer una conexión auténtica a través de una pantalla?, ¿qué ventajas ofrece frente a la terapia presencial? Desde mi experiencia como terapeuta, puedo decir que la terapia online no solo funciona, sino que representa una oportunidad valiosa para democratizar el acceso al cuidado de la salud mental y ofrecer soluciones adaptadas a las realidades modernas.
En este artículo, quiero compartir las ventajas de la terapia psicológica online desde mi perspectiva profesional y cómo esta herramienta ha transformado la manera en que acompaño a mis pacientes en su proceso de búsqueda personal.
1. Eliminando barreras: Acceso a la terapia desde cualquier lugar
Uno de los mayores beneficios de la terapia online es su capacidad para superar barreras geográficas. He trabajado con pacientes que viven en zonas rurales o en países donde los recursos de salud mental son limitados. Gracias a esta modalidad, pueden acceder a un apoyo profesional sin necesidad de trasladarse grandes distancias.
Además, la terapia online permite conectar con terapeutas especializados que quizás no estén disponibles localmente. Esto es especialmente importante para aquellos pacientes que buscan profesionales con experiencia en áreas específicas o que desean recibir terapia en su idioma natal.
2. Comodidad y seguridad emocional para los pacientes
Como terapeuta, he notado que muchos pacientes se sienten más cómodos y dispuestos a abrirse emocionalmente cuando están en su propio espacio. Algunos realizan sus sesiones desde su sala, su cuarto o incluso desde un lugar especial que los hace sentir tranquilos. Este entorno familiar puede reducir la ansiedad inicial de empezar un proceso terapéutico.
Por otro lado, la privacidad también juega un papel crucial. He atendido pacientes que, debido a estigmas culturales o personales, prefieren la discreción que ofrece la terapia online, ya que pueden realizarla sin exponerse al juicio de los demás.
3. Flexibilidad para adaptarse a las vidas ocupadas de los pacientes
Vivimos en un mundo donde el tiempo es un recurso limitado, y para muchos pacientes, encontrar espacio en sus agendas para acudir a un consultorio puede ser complicado. La terapia online permite programar sesiones en horarios que se ajusten a sus rutinas diarias, ya sea temprano en la mañana, durante el almuerzo o al final del día.
Como terapeuta, esta flexibilidad también me permite estar más disponible para aquellos que tienen agendas complejas, como padres, profesionales con jornadas extensas o estudiantes.
4. Un espacio para actuar en el momento adecuado
He visto cómo la inmediatez de la terapia online puede marcar la diferencia. Por ejemplo, algunos pacientes han solicitado sesiones urgentes durante momentos críticos, como una crisis de ansiedad o un conflicto emocional repentino. Gracias a la modalidad online, puedo responder rápidamente y brindar apoyo en el momento en que más lo necesitan.
Esta capacidad de actuar «a tiempo» ayuda a prevenir que los problemas emocionales escalen o se cronifiquen, permitiendo intervenciones más eficaces.
5. Una conexión auténtica, incluso a través de una pantalla
Una de las preocupaciones más comunes entre quienes consideran la terapia online es si es posible establecer una conexión genuina entre paciente y terapeuta a través de una videollamada. Como terapeuta, puedo decir que la respuesta es un rotundo sí.
La esencia de la terapia no radica en el espacio físico, sino en la calidad de la relación terapéutica. Escuchar, validar y acompañar al paciente en su proceso son aspectos que no dependen del formato, sino de la empatía y la confianza que construimos juntos. Con las herramientas adecuadas, esta conexión puede ser igual de profunda y significativa que en una sesión presencial.
6. Mayor adherencia al tratamiento
Uno de los retos en la terapia presencial es la deserción: muchos pacientes interrumpen su proceso debido a factores como falta de tiempo, dificultades para trasladarse o incluso por pequeños imprevistos. En mi experiencia, la terapia online ha reducido significativamente este problema.
La posibilidad de realizar sesiones desde casa o desde cualquier lugar con conexión a internet ha permitido que los pacientes se comprometan más con su proceso terapéutico. Además, facilita la continuidad del tratamiento incluso cuando enfrentan cambios en su rutina, como viajes o mudanzas.
7. Accesibilidad económica para muchos pacientes
Otro punto clave es que la terapia online suele ser más accesible en términos económicos. Como terapeuta, puedo reducir costos asociados al alquiler de un consultorio físico, lo que a menudo se traduce en tarifas más asequibles para mis pacientes.
Este factor ha permitido que personas que antes no podían permitirse un tratamiento psicológico ahora puedan acceder a él, lo que refuerza mi compromiso con la democratización de la salud mental.
8. Una oportunidad para integrar la terapia en la vida diaria
Una de las ventajas más poderosas que he observado en la terapia online es la facilidad con la que los pacientes integran las herramientas aprendidas en su día a día. Al realizar las sesiones desde sus propios entornos, es más fácil aplicar los ejercicios, técnicas y reflexiones en contextos reales.
Por ejemplo, algunos pacientes han practicado estrategias de relajación o afrontamiento durante la sesión en los mismos lugares donde suelen experimentar estrés o ansiedad, lo que fortalece su capacidad para gestionar esas emociones en tiempo real.
Conclusión: Una nueva puerta hacia la salud mental
Desde mi perspectiva como terapeuta, la terapia psicológica online no solo es una alternativa viable, sino una herramienta transformadora que se adapta a las necesidades actuales de las personas. Proporciona comodidad, flexibilidad y acceso, sin comprometer la calidad del acompañamiento emocional.
Si estás considerando iniciar terapia, no permitas que el formato sea un obstáculo. La terapia online puede ser la solución que estás buscando para trabajar en tu bienestar emocional y construir una vida más equilibrada.
Recuerda que el primer paso es siempre el más difícil, pero también el más importante. ¿Estás listo para empezar este viaje hacia tu bienestar? ¡Estoy aquí para acompañarte en el proceso! Pide ya tu cita.
Todos tenemos vecinos, compañeros de trabajo o estudio, jefes indolentes y abusivos. Es parte de la lamentable consecuencia de una cultura que privilegia el egoísmo y desconoce el espacio personal de los demás. Esta es la historia de uno de esos tantos, que escudados en su posición privilegiada, llegó a montar un apéndice de su dominios en tierras guarceñas. Empezó por crear un grupo de WhatsApp en el que nos metió, sin consultar, para luego darnos indicaciones y solicitar los favores que el mismo no hacía.
Un día llegaba yo a la universidad a dar clase cuando recibí una llamada del personaje. Me decía que quería instalar las señales de número de casa que pone el cuadrante de la policía y buscaba saber si nosotros nos sumaríamos a su iniciativa. Le dije que no, que con las cámaras que teníamos instaladas creíamos suficiente el efecto disuasivo y que la policía de El Retiro hacía poco o nada cuando se le llamaba. Cámaras de las que después él mismo se escondería.
Aproveché y le pedí el favor de que no se guadañara los domingos, como venía hacíendose desde hace meses, para así posibilitar el descanso de todo el vecindario y procurar una sana convivencia (Lo cual sigue haciendo a la fecha de esta publicación, más de un año después a pesar de nuestras sucesivas solicitudes ante el Inspector de Policía de El Retiro, convidado de piedra). Me respondió que el señor que le guadañaba solo podía los domingos así que «toca», me advirtió. Días después, mientras daba clases recibí un mensaje del mismo personaje, muy disgustado porque el señor que nos ayuda con la jardinería, estaba podando los arbustos del lindero y había dejado unas ramas en la servidumbre. Le respondí pidiendo un poco de paciencia mientras se retiraban las ramas y usando su misma expresión: «toca».
«Toca», pero solo a los demás
«¡¿Toca?!», no señor, eso no se le podía decir a todo un decano. Él sí a nosotros, pero nosotros a él ¡qué tal!. Así sucede con ciertas estructuras narcisistas de la personalidad o privilegiadas de la sociedad. El que quita lo bueno entró en cólera y se tomó el trabajo de recoger los restos que quedaron de la poda para tirarlos justo en la entrada de nuestra finca. Eso sí, escondiéndose de la cámara y dejando, creo yo que imprudentemente, una prueba de su fechoría: un mensaje en WhatsApp en el cual nos advertía que como a nosotros no nos había interesado su reclamo, a él tampoco le interesaría nuestro bienestar.
El mensaje lo escuché días después en un descanso entre las intensas grabaciones que teníamos en TeleAntioquia para finalizar el año 2023. Era el mensaje de un capataz, edulcorado con la expresión «espero no molestarte y que esto no escale» (explicación no pedida, culpabilidad manifiesta), mientras tiraba las ramas en el portón de salida de nuestra propiedad, lo que impediría que Laura y Cristóbal, aún bebé de un año, pudieran salir en caso de una emergencia. Ahora fui yo quien entró en cólera.
Las ramas que impidieron que el motor de la puerta se deslizara sin problema esa noche, no habían sido dejadas por el jardinero, como creí inicialmente, sino que habían sido dejadas con toda la mala leche, por un vecino intolerante que nos pedía a nosotros lo que él no estaba dispuesto a ofrecer. Revisé las grabaciones de las cámaras y ahí estaba él, escondido detrás de la primera columna de la puerta, creyendo impune su acto cobarde y además indigno de su figura social y académica.
Publiqué una captura de esta imagen, sin citar su nombre, denunciando aquel vergonzoso hecho de intolerancia. Pensé en acudir a la inspección, pero sabía de la negligencia de esta institución en El Retiro en la que ya había tenido un evento en el que era claro que los funcionarios me reconocían como un personaje opuesto a los intereses del alcalde y estaban dispuestos a cobrarlo a través del desgaste propio de sus citaciones (Ágatha, el animal feroz). El que quita lo bueno lo sabía y en un acto de oportunismo fue a quejarse por la poda y esta publicación en mi página de Facebook.
La siguiente es mi respuesta al proceso en la Inspección de Policía por «dejar elementos peligrosos en la vía» e «incitar a riñas con comentarios agresivos» que instauró cínicamente el decano, y que luego escalaría al Juzgado de El Retiro y la Fiscalía -todo en menos de un mes y sin esperar el pronunciamiento de ningún ente judicial-, con la intención, claro, de tratar intimidarme para que no se conociera la asunto. De hecho, días después dejé de tener acceso al Grupo oficial de Facebook de la Facultad de Publicidad UPB, de la cual soy egresado. Esta publicación es un intento por mantener vivo el poder de la palabra, la libertad de expresión y apelear a la sanción social, como única medida que prevalece en un país donde el Estado es un elefante dormido. El nombre del personaje ha sido reemplazado por el título de esta publicación.
La historia completa
Ni se dejaron elementos en las vía que representaban riesgo para la vida o la integridad ni se hicieron comentarios que incitaran a riñas y confrontaciones, al menos de mi parte.
Finalizando el mes de octubre de 2023, mientras me encontraba dando clase en la Universidad, recibí un mensaje de WhatsApp de El que quita lo bueno quejándose por la presencia de unas ramas en la servidumbre que comparten las cuatro fincas del Ramal Samarkanda. Ramas producto normal de la poda de unos setos que realizaba el jardinero en ese momento. Le respondí pidiéndole un poco de paciencia, mientras el jardinero terminaba su labor y procedí a contactar a mi esposa para que le recordara a Raúl, el jardinero, que debía recoger las hojas -como en efecto sucedió-, y seguí en mi labor docente. Al llegar por la noche no pude ingresar a mi propiedad pues la puerta se atoró en una hojarasca que había en todo el riel del motor eléctrico, no sabía que había sucedido. Días después vi el video de las cámaras de seguridad y escuché el audio que El que quita lo bueno nos dejó notificándole de que sería él quien personalmente la tiraría en nuestro portón para aleccionarnos a mi trabajador, a mi familia y a mi por no seguir sus órdenes de recoger las hojas de inmediato.
La versión que entrega a este despacho el vecino y decano de una querida Universidad, de la cual soy egresado, omite convenientemente los puntos importantes que explican el conflicto de lo sucedido, poniéndose en calidad de agredido cuando es justo al revés. Raul, el jardinero, relata que el señor que quita lo bueno «llegó todo grosero, ni saludó ni nada, a pedir que le corriera unas ramas ahí». Es absurdo pensar que el maltrato conduce a la colaboración efectiva y que la pequeña discapacidad cognitiva de Raúl, no le permitiría comprender el trato irrespetuoso por parte del decano. También es absurdo pensar que se puede poner en riesgo el bienestar de una familia con un bebé y esperar que está se quede callada, como lo ha pretendido El que quita lo bueno. Mi esposa y mi bebé se encontraban solos en nuestra finca, mientras El que quita lo bueno arrojaba las hojas, que quedaron después del barrido del jardinero, en todo el riel de deslizamiento de la puerta de ingreso a la casa familiar, en un horario nocturno cuando no es posible removerlas fácilmente para salir en caso de necesidad o emergencia.
Como mencioné, cuando llegué a mi casa, la puerta se atascó en las hojas y debí bajarme a limpiar parte del riel con la mano para que las ruedas de la puerta funcionaran. Mi esposa, sin embargo, no habría podido hacer lo mismo para salir, puesto que la pendiente de salida de nuestra propiedad es muy pronunciada y el carro no puede detenerse mientras sube los rieles. Es decir, Laura había quedado atrapada con nuestro hijo Cristóbal, antes de que yo llegara, debido a la imprudencia del señor que quita lo bueno, quién disgustado por la supuesta falta de colaboración del jardinero y mi imposibilidad de responder todos sus mensajes, decidió tomarse el trabajo de recoger las hojas sobrantes del barrido del corte de los setos, que no interrumpían el paso de nadie, y tirarlas, no al lado del camino, no en un rincón de la servidumbre sino en toda la puerta de nuestra propiedad. Eso si, no sin antes dejarnos un mensaje de audio en WhatsApp, en tono desafiante, advirtiéndonos que como le habíamos pedido paciencia con el jardinero, ahora tuviéramos paciencia nosotros y que como le habíamos pedido respetar la convivencia hacia pocos días, no guadañando los domingos desde antes de las 7 AM pues que ahora respetáramos nosotros esa misma convivencia. Quince días después, otra vecina también podó sus setos y los restos de estos, ramas y hojas, estuvieron cerca de dos semanas en la servidumbre, pero de este acontecimiento, por supuesto, no hay queja en esta inspección por parte del señor que quita lo bueno, demostrando que el problema no fue el hecho si no las personas.
Posterior al incidente de intolerancia del que fuimos víctimas mi familia y yo, recibí una citación a la inspección por una queja del señor que quita lo bueno sobre el hecho, acusándome de haberlo provocado. Así entonces, el señor que quita lo bueno en vez de disculparse con nosotros por su actuación imprudente -poniendo lo malo a una sana convivencia y olvidando que hemos sido tolerantes con los perros de su guardería canina, que se pasan con frecuencia a nuestra propiedad, orinando nuestros muebles y regando nuestra basura-, decidió que la mejor forma de defensa era el ataque, hostigándonos jurídicamente no solo con esta queja en la inspección sino también con la Fiscalía y una tutela en el juzgado, donde dicho sea de paso, ya fue fallada también la segunda instancia en contra las pretensiones del señor que quita lo bueno, ratificando como improcedente su acción.
Cansado de la actitud pendenciera del señor que quita lo bueno e indignado por su cinismo, ante el evidente peligro que representó está última actuación de tirarnos los restos de la poda en toda la puerta de ingreso, decidí dejar constancia del hecho de intolerancia, como periodista que soy, en mi página de Facebook. Cabe anotar que la publicación no menciono el nombre del agresor, pero obviamente él se siente identificado y molesto al reconocerse. La publicación hace pasar por la palabra y no por los hechos de violencia, un acontecimiento lamentable por parte de quién debería haber actuado con el respeto que exige la vecindad y la dignidad que su figura académica y social le sugiere.
Decían los abuelos que si uno no quiere que algo se sepa, no debería hacerlo. El vecino y decano sí lo hizo y ahora pretende que no se sepa instrumentalizando el copado aparato judicial para victimizarse y tratar de intimidar a un vecino y exalumno periodista.
Finalmente, hace un mes, en febrero de 2024, cuando Raúl terminaba su labor de guadañar en mi propiedad, un personaje comenzó a gritar desde el lote del señor que quita lo bueno: «¡Naranjo, Naranjo, otra vez esta misma mierda. Sali si sos tan berraco!», bramaba a voz de cuello. Podía ser El que quita lo bueno o su hermano, generalmente más maleducado que el propio decano. No respondí a la provocación. Salimos luego a la servidumbre para cerciorarnos de que el camino estaba despejado y vimos que en efecto solo había los normales restos de grama que Raul ya había comenzado a barrer después de guadañar. Tomamos fotos para dejar constancia. Al regresar a casa encontramos una llamada perdida de El que quita lo bueno a la que tampoco respondimos para evitar insultos o confrontaciones como los que proponía quien gritaba desde el lindero. Al parecer no se puede tocar con la hoja de una yerba la servidumbre, que nos pertenece a todos.
Quiero dejar claro que aquí no hay ninguna contravención al código de Policía, al menos por nuestra parte. No se dejaron obstáculos peligrosos en la entrada de la finca de El que quita lo bueno, cosa que si sucedió voluntaria e intencionalmente en la nuestra por parte del quejoso. Y tampoco he hecho comentarios que inciten a riñas, a menos que la publicación de la verdad misma, le produzca eso al vecino, caso del cual no es menester que se ocupe la ley. Una cosa es que a uno le moleste lo que otros dicen sobre sus actuaciones y otra muy distinta, que sea una contravención o un delito. Propongo que El que quita lo bueno asuma su responsabilidad como adulto y deje de hacernos perder tiempo y recursos a todos, incluyendo al municipio de El Retiro y a sí mismo, por quejas y denuncias sin fundamento y originados exclusivamente por su actuaciones. Los pendientes solo pueden conducir necesariamente al mismo destino del fallo de tutela que en primera y segunda instancia dos jueces de la República han considerado como improcedentes.
Sinceramente, Carlos Naranjo
Yo que creí que la primera tutela me la pondría un político por mi trabajo de analista y periodista y no un vecino, y además decano, para tratar de intimidarme. Hoy el juzgado de La Ceja confirma el fallo a mi favor, considerando improcedente la acción. Gracias González Abogados. pic.twitter.com/75DPTzFrVK
Entrevista en TeleMedellín al psicólogo, publicista y especialista en estudios políticos, Carlos Naranjo, sobre las claves para los candidatos primíparos en las campañas políticas. Curso de marketing elctoral en 60 segundos para todos los candidatos a cargos de elección popular en el mundo. Vivimos hoy una época de política del espectáculo, quien no entretiene en política está muerto.
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