Algo extraño me ha sucedido con mi querida Universidad Pontificia Bolivariana. Luego de un conflicto que sostengo con el jefe de carrera de mi Facultad, de la cual soy egresado, por su acciones contrarias al respeto a mi familia, la convivencia y la verdad, y por las cuales cursan actualmente una denuncia en Fiscalía y otro par en la Inspección de Policía de El Retiro (en una de la cuales se ha negado a conciliar y en una de las cuales ya ha sido declarado infractor), dejé de poder publicar en el grupo público de la Facultaden Facebook.
En lo que parece ser un acto de censura, en consonancia con el acoso jurídico que viví por parte del mismo personaje -buscando que borrara una publicación en mis redes en las que develaba, con pruebas, el hecho de intolerancia del que habíamos sido víctimas mi familia y yo-, curiosamente dejé de acceder al Grupo oficial de Facebook de la Facultad de Publicidad de la UPB y luego, de contactar al decano de Ciencias Sociales, recuperé el acceso, pero aún sigo sin la posibilidad de publicar.
Enterado así de lo que podía estar sucediendo, me dirigí al decano de Ciencias Sociales Omar Muñoz, explicándole la situación. Su respuesta fue que no encontraba prueba de la censura y que posiblemente se debía a políticas de la plataforma digital. Sin embargo, en los meses anteriores y posteriores a mi carta era evidente que solo podía publicar la administradora del Grupo. Donde antes participaba activamente la comunidad de estudiantes y egresados ahora nadie más podía hacerlo, y mi página de Facebook no presentaba ninguna restricción que explicara el impedimento.
En días pasados, aproveché una reunión virtual a la que me citó la profesora de la Facultad y administradora del Grupo de Facebook para tratar de aclarar mi dudas, pero su respuesta fue que me dirigiera al área jurídica de la Universidad para obtener respuesta. El que nada debe nada teme, decían los abuelos ¿Será necesario tutelar mi derecho fundamental de información, participación y opinión? Una pena que se tramiten las diferencias de esta manera y que la Universidad que nos formó durante años en valores como la honestidad, nos trate ahora como extraños.
Como terapeuta, he sido testigo de los profundos cambios que puede generar el acompañamiento psicológico en la vida de las personas. Sin embargo, con el auge de la tecnología, he tenido la oportunidad de llevar este trabajo a un nuevo nivel a través de la terapia psicológica online que presto desde PsicoSapiens.
Para muchos, esta modalidad aún despierta dudas: ¿es realmente efectiva?, ¿es posible establecer una conexión auténtica a través de una pantalla?, ¿qué ventajas ofrece frente a la terapia presencial? Desde mi experiencia como terapeuta, puedo decir que la terapia online no solo funciona, sino que representa una oportunidad valiosa para democratizar el acceso al cuidado de la salud mental y ofrecer soluciones adaptadas a las realidades modernas.
En este artículo, quiero compartir las ventajas de la terapia psicológica online desde mi perspectiva profesional y cómo esta herramienta ha transformado la manera en que acompaño a mis pacientes en su proceso de búsqueda personal.
1. Eliminando barreras: Acceso a la terapia desde cualquier lugar
Uno de los mayores beneficios de la terapia online es su capacidad para superar barreras geográficas. He trabajado con pacientes que viven en zonas rurales o en países donde los recursos de salud mental son limitados. Gracias a esta modalidad, pueden acceder a un apoyo profesional sin necesidad de trasladarse grandes distancias.
Además, la terapia online permite conectar con terapeutas especializados que quizás no estén disponibles localmente. Esto es especialmente importante para aquellos pacientes que buscan profesionales con experiencia en áreas específicas o que desean recibir terapia en su idioma natal.
2. Comodidad y seguridad emocional para los pacientes
Como terapeuta, he notado que muchos pacientes se sienten más cómodos y dispuestos a abrirse emocionalmente cuando están en su propio espacio. Algunos realizan sus sesiones desde su sala, su cuarto o incluso desde un lugar especial que los hace sentir tranquilos. Este entorno familiar puede reducir la ansiedad inicial de empezar un proceso terapéutico.
Por otro lado, la privacidad también juega un papel crucial. He atendido pacientes que, debido a estigmas culturales o personales, prefieren la discreción que ofrece la terapia online, ya que pueden realizarla sin exponerse al juicio de los demás.
3. Flexibilidad para adaptarse a las vidas ocupadas de los pacientes
Vivimos en un mundo donde el tiempo es un recurso limitado, y para muchos pacientes, encontrar espacio en sus agendas para acudir a un consultorio puede ser complicado. La terapia online permite programar sesiones en horarios que se ajusten a sus rutinas diarias, ya sea temprano en la mañana, durante el almuerzo o al final del día.
Como terapeuta, esta flexibilidad también me permite estar más disponible para aquellos que tienen agendas complejas, como padres, profesionales con jornadas extensas o estudiantes.
4. Un espacio para actuar en el momento adecuado
He visto cómo la inmediatez de la terapia online puede marcar la diferencia. Por ejemplo, algunos pacientes han solicitado sesiones urgentes durante momentos críticos, como una crisis de ansiedad o un conflicto emocional repentino. Gracias a la modalidad online, puedo responder rápidamente y brindar apoyo en el momento en que más lo necesitan.
Esta capacidad de actuar «a tiempo» ayuda a prevenir que los problemas emocionales escalen o se cronifiquen, permitiendo intervenciones más eficaces.
5. Una conexión auténtica, incluso a través de una pantalla
Una de las preocupaciones más comunes entre quienes consideran la terapia online es si es posible establecer una conexión genuina entre paciente y terapeuta a través de una videollamada. Como terapeuta, puedo decir que la respuesta es un rotundo sí.
La esencia de la terapia no radica en el espacio físico, sino en la calidad de la relación terapéutica. Escuchar, validar y acompañar al paciente en su proceso son aspectos que no dependen del formato, sino de la empatía y la confianza que construimos juntos. Con las herramientas adecuadas, esta conexión puede ser igual de profunda y significativa que en una sesión presencial.
6. Mayor adherencia al tratamiento
Uno de los retos en la terapia presencial es la deserción: muchos pacientes interrumpen su proceso debido a factores como falta de tiempo, dificultades para trasladarse o incluso por pequeños imprevistos. En mi experiencia, la terapia online ha reducido significativamente este problema.
La posibilidad de realizar sesiones desde casa o desde cualquier lugar con conexión a internet ha permitido que los pacientes se comprometan más con su proceso terapéutico. Además, facilita la continuidad del tratamiento incluso cuando enfrentan cambios en su rutina, como viajes o mudanzas.
7. Accesibilidad económica para muchos pacientes
Otro punto clave es que la terapia online suele ser más accesible en términos económicos. Como terapeuta, puedo reducir costos asociados al alquiler de un consultorio físico, lo que a menudo se traduce en tarifas más asequibles para mis pacientes.
Este factor ha permitido que personas que antes no podían permitirse un tratamiento psicológico ahora puedan acceder a él, lo que refuerza mi compromiso con la democratización de la salud mental.
8. Una oportunidad para integrar la terapia en la vida diaria
Una de las ventajas más poderosas que he observado en la terapia online es la facilidad con la que los pacientes integran las herramientas aprendidas en su día a día. Al realizar las sesiones desde sus propios entornos, es más fácil aplicar los ejercicios, técnicas y reflexiones en contextos reales.
Por ejemplo, algunos pacientes han practicado estrategias de relajación o afrontamiento durante la sesión en los mismos lugares donde suelen experimentar estrés o ansiedad, lo que fortalece su capacidad para gestionar esas emociones en tiempo real.
Conclusión: Una nueva puerta hacia la salud mental
Desde mi perspectiva como terapeuta, la terapia psicológica online no solo es una alternativa viable, sino una herramienta transformadora que se adapta a las necesidades actuales de las personas. Proporciona comodidad, flexibilidad y acceso, sin comprometer la calidad del acompañamiento emocional.
Si estás considerando iniciar terapia, no permitas que el formato sea un obstáculo. La terapia online puede ser la solución que estás buscando para trabajar en tu bienestar emocional y construir una vida más equilibrada.
Recuerda que el primer paso es siempre el más difícil, pero también el más importante. ¿Estás listo para empezar este viaje hacia tu bienestar? ¡Estoy aquí para acompañarte en el proceso! Pide ya tu cita.
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